jueves, 19 de julio de 2007

la mirada de Tàpies


negre amb linea vermella. 1963

"Con las posibles variaciones que haya sufrido mi trabajo a lo largo de mi dilatada carrera, considero toda mi producción como una única obra".





Dicen: Tàpies nace en Barcelona en 1923 en una familia burguesa y catalanista, vinculada a la tradición editorial.
Aunque estudió derecho, pronto mostró mas interés por la literatura y por el dibujo y la pintura.
La pintura de sus comienzos bebió de las fuentes del surrealismo mironiano y del dadaísmo intelectual francés; sus cuadros de esa época son constelaciones de símbolos y personajes que ya muestran el interés de Tàpies por la simbología, los números y la ciencia.
En 1948 funda junto al poeta Brossa y los pintores Cuixart y Tharrats, entre otros, el Grupo Dau al Set y la revista que lleva el mismo nombre. Ya por esa época Tàpies comienza a interesarse por la materia como medio expresivo para su obra, utilizando materiales pobres y cotidianos, influido por el Arte Povera, para realizar sus cuadros, dándoles un nuevo significado, al convertirlos en símbolos de su mundo personal. Los símbolos y la materia serán constantes en su obra hasta la actualidad. El budismo y en general las filosofías orientales y la forma que tienen de entender la relación del hombre con la naturaleza, han influido siempre en la obra de Tàpies.
También posee una importante obre escultórica, gráfica y ensayística.
Digo: Esta obra encierra parte de lo que es Tàpies como artista. La primera vez que la vi tenía la sensación de ver una ausencia, como si lo pintado sólo fuera lo que ha quedado de algo que ha estado allí y ya no está. Se tiene la sensación de que has llegado tarde a ver la obra y que lo que estaba ocurriendo en ella ha cesado, produciéndote un gran desasosiego. Es difícil saber el significado de esa línea roja que concentra tanta energía, tanto calor en un espacio tan frío y desangelado. Es muy interesante el juego de texturas, la superficie negra casi plana con textura fina crea una atmósfera asfixiante sobre la forma marrón y con textura mucho más gruesa, lo que nos produce la ilusión de un objeto sobre un fondo negro. Personalmente no creo que haya ningún objeto, la línea roja rompe con cualquier idea que nos quisiéramos fabricar de perspectiva.
Esa forma de fijarse en las pequeñas cosas es muy de Tàpies, el valor que encierra un objeto tirado en la calle, una pared manchada de óxido, el orden y la sabiduría que hay encerrados en todo lo viejo.
Los cuadros de Tàpies son de una enorme sencillez de comprensión, siempre que los veamos con el enfoque adecuado.
Los cuadros de Tàpies no se refieren al mundo físico, pero se instalan en él como un objeto más, no son imágenes, son objetos con vida propia, donde la materia nos transmite todo su poder a través de la tierra, la cuerda, la madera, el papel y los símbolos. Su obra nos lleva al arte primitivo, a lo esencial, al mundo de los símbolos arquetípicos del hombre que todavía desconoce todo, pero que es, no obstante, un sabio.