viernes, 7 de septiembre de 2007

la mirada de Schiele



árbol otoñal con fucsias, 1909










"el arte no puede ser moderno, el arte es eterno"

Casi todo el mundo asocia a Schiele como un pintor de figura humana, y es cierto que la mayoría de su obra se centra en ello, pero a mí me parece muy interesante su faceta de paisajista. Desde muy niño cultivó esta forma de expresión, fruto de su pasión por los viajes.


Dicen: Egon Schiele nace en 1890 en el seno de una familia burguesa. Desde sus comienzos tuvo el apoyo de familiares y allegados en la promoción de su carrera artística. Ingresa en la academia de Bellas Artes y en 1909 la abandona.
En ese año conoce a su admirado Klimt, quien ejerce una gran influencia en sus comienzos. Forma el grupo Neukunstgruppe y expone en varias ocasiones. Trabajó varios años bajo la influencia del Modernismo y de la pintura Decorativa, al uso en la época. Es rechazado para entrar en el Grupo Der Blaue Reiter, fundado por Kandinski, aunque le organizan una exposición.
La penuria económica marca su vida. En 1918, cuando comienza a recibir numerosos encargos de retratos de la aristocracia vienesa, contrae la gripe y muere sin ver nunca el éxito.

Digo: La obra de Schiele es única; es un pintor inclasificable, desde mi punto de vista. Aunque bebió de las fuentes del Postimpresionismo y del Modernismo, poco a poco su obra se enfoca hacia un expresionismo directo y cortante con una temática dura y vitalista, mostrando las asperezas de la condición humana y de las pasiones sexuales con una crudeza como nadie antes lo hizo.
El cuadro elegido puede considerarse de transición entre la pintura Decó, con influencia de la cerámica japonesa, y el trazo expresivo y característico de Schiele, que marca toda su obra.
El espacio frío y vacío es cortado por unos trazos quebrados que desgajan el fondo como en un grito "munchiano".No es un árbol impresionista, preciosista ni realista, se trata de una sensación abstracta plasmada bajo la forma de un árbol, que ha servido de vehículo para mostrar un drama existencial.
Es para mí un cuadro abstracto, más cerca de la pintura de Mondrian que de las tendencias pictóricas de su época.
Es frío, pero sosegante; todo reposa sobre una pequeña brisa que mantiene enhiestas las finas ramas de la fucsia.
Podría estar influido por El árbol dorado de Klimt, pero el concepto es totalmente diferente; mientras Klimt decora una pared (con gran maestría, por supuesto, y sin menospreciar el enorme talento de este pintor), Schiele nos muestra su alma en forma de árbol.

1 comentario:

Pau dijo...

¡¡Yaaaaaaaaa todo acabóOooooo
yyyyyyyy vuelta'mpezaAaaaaaa!!

De nuevo, gracias por el ánimo de ayer; sabed que la tarde anterior contemplé de nuevo el catálogo de láminas de Schiele.
No sé si ayudó, pero gustó una babaridad.

¿No tendrás intención de un Klee?